
Don Luis y la Sra. María muy dedicados a sus quehaceres y a la crianza de sus chiquillos no participaban mucho de las actividades comunitarias. Claro que criar bien seis hijos depara bastante esfuerzo y deja poco tiempo a otras actividades.
Don Luis especialmente era de un carácter bien reservado, quizas un poco terco.

Pero, también con la misma seriedad, Don Lucho, le daba al puebo una tremenda alegría, todos los años era un placer asitir a su fonda dieciochera, amenizada por la orquesta familiar que componían él y sus hijos. Un ejemplo de empresa familiar.
Eran muy buenas las ramadas en Cherquenco y había siempre una sana competencia entre la ramada de don Rolando Marchant y la de Don Lucho, las dos eran las mejores.
De ahí le viene a Pedro Villarroel (Pedrito) la calidad artística que muestra en la interpretación del acordeón.
Linda familia la de don Lucho, que se mantiene muy unida.
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