martes, 8 de septiembre de 2009

"VITOCO DE CHERQUENCO" (Víctor González Mella)

Si. Vitoco fue un patrimonio del pueblo. Querido y recordado por todos.

Vitoco fue y será por siempre uno de los mejores amigos míos y de mi familia. Se ganó el cariño de toda mi familia cuando era compañero de mi hermano Raúl en el Instituto Comercial de Temuco. Ante una repentina enfermedad de éste en el internado donde estudiaban, Vitoco se amaneció una o dos noches cuidándolo. Desde ese momento se sella una amistad de vida.

Fue siempre un hombre bueno... bondad que se fue acentuando con los años a pesar de los golpes que le dió la vida.

Víctor nació en Cherquenco un 14 de mayo de 1935. Fue uno de los nueve hijos del matrimonio de don Luis González y la Sra. Beatriz Mella.

Se educó en Cherquenco en la Escuela de Hombres N° 26, que dirigía don Pedro Morales, hasta sexto año
primario. De ahí pasa a estudiar contabilidad al Instituto comercial de Temuco, dirigido también por otro ilustre maestro, Don Tiburcio Saavedra y, en el año 1955 recibe su título de Contador General aprobado con Distinción.

Debe ser junto al doctor Luis Gostín y a los profesores Edgardo Morales y "Chuma" Cantero uno de los primeros profesionales nacidos y criados en Cherquenco.

Ejerció siempre su profesión en la Comuna . Atendía con mucha responsabilidad y cariño a cada uno de sus clientes, especialmente los comerciantes de Cherquenco, que lo conocían desde pequeño. Nunca lucró con su profesión, él tenía un compromiso de amistad que sobrepasaba lo profesional con sus clientes. Cada cual le pagaba lo que podía y cómo podía.

Como buen contador era muy ordenado y planificado para todas sus cosas. No fue un hombre acudalado, pero se pudo dar los gustos materiales que quizo ya sea solo o con sus amigos y familiares.

Muy católico, jamás faltaba a misa. Incluso cuando el padre Oscaldo Vega estuvo enfermo de sus cuerdas vocales, él y otros amigos leían los evangelios y hacían prédicas en la misa.

Siempre estaba preocupado de sus padres, en especial de la Sra. Beatriz, de sus hermanas y hermanos, también de sus sobrinos y amigos.

Una o dos veces por semanas íbamos a casa de su hermano Gustavo y, junto a un rico "pichuncho" teníamos largas conversaciones con él y Sara. Le gustaba mucho ir a ver sus sobrinos.

Bueno con todo el mundo y amigo de casi todo Cherquenco.

Futbolista de excepción, buen pimponista y rayuelero, muy bueno para jugar brisca. Con mi padre hacían una pareja invencible, ajedrecista.

Era un experto cazador y rara vez se le escapaba una perdiz, una liebre u otro pajarraco de caza.

Dirigente de por vida del Deportivo Comercial, se preocuba desde el lavado de las camisetas hasta el más importante asunto administrativo. Siempre capitán del equipo.


Víctor siempre comprometido con el Deportivo Comercial


No lo recuerdo como un hombre muy participativo en política contingente, aunque creo, que una vez fue candidato a regidor.

Desde pequeño la vida fue diferente para Vitoco. A él le costó más que a los demás y logró empinarse por sobre todos, sin ambicionarlo. Debió soportar estoicamente muchas limitaciones y discriminaciones, sin sentir jamás rencor contra nadie... O quizas esto se le fue acumulando imperceptiblemente en algún rincón de su alma. Difícil saberlo.

En un día de viento y de nubes, como anuncio de una tempestad estival,bastante comunes en Cherquenco, En aquel verano de 1939, como todos los días, los niños de calle Mendoza se subían por jugar a las carretas que venían con madera de los aserraderos. Era algo usual que no llamaba la atención , y todos los chiquillos tenían habilidades en el juego. Nada distinto a los otros días, hasta que el pequeño Víctor, de sólo cuatro años, pisa mal y cae sin alcanzar a recuperarse. La rueda de la carreta, lenta y pesada cargada de madera le pasa por sobre su brazo derecho y lo priva para siempre de esa extremidad.

Desde ese momento todo fue más difícil para él. Y con mucho esfuerzo, de una en una, fue superando las adversidades. Triunfó en muchos aspectos de la vida. Nada era imposible para él, desde vestirse hasta manejar un vehículo, desde abrocharse los zapatos hasta llevar con rigurosa justeza un libro de contabilidad. Siempre se planteaba metas y las cumplia.

Sólo recuerdo haberlo ayudado a hacer el nudo de su corbata alguna vez y cortar la carne de su plato.

Participó en muchas actividades del pueblo y siempre fue admirado por su laboriosidad.

Compartí mucho con él, igual que el resto de mi familia. Recuerdo que asistimos a ver el Mundial del 62 a Santiago. Nos albergó la familia de Reinaldo Saba. Vimos todos los partidos de Santiago y uno en Viña del Mar. Cuando no había fútbol asistíamos a algún espectáculo, como uno de patinaje en el hielo, que en esos años era gran novedad y el estreno de la Pérgola de las Flores, entre otras cosas. Demás está decir que la mayor parte de los gastos los hizo él, yo era un cabro estudiante. Así de generoso era con sus amigos. Igual con mi madre hacían muchos proyectos de cómo modernizar el negocio, pues él ya vislumbraba que mi padre se estaba estancando como empresario.

Conviví a diario con Vitoco hasta 1965. Después nos seguiamos viendo en forma más esporádica, pues me vine a vivir a Concepción.

Siempre fue medio porfiado este Vitoco y a veces se le fijaban algunas ideas que con el correr de los años se fueron acentuando, pero nada muy alejado de la realidad de los demás.

Hay algún aspecto de la vida de Vitoco que yo no conocí bien y nadie, tal vez, lo sabe con certeza. Sabe Dios por que razones, este hombre tan bueno y querido por todos, jamás logró una estabilidad sentimental estable, al parecer, esa fue una falencia que lo marcó mucho.

Gozaba a mandibula batiente con los chistes de "Condorito", leía siempre Selecciones del Rider Digest, creía y realizó en lo material, su sueño americano, sin embargo algo le faltó...

Y Víctor, así tan callado como cuando llegaba a alguna parte, se nos va un 27 de septiembre de 1974, en silencio, sin aviso, repentinamente.

Alejandro Jodorowsky, pensador chileno, en su libro Evangelios para sanar (Grigalbo 2008), habla de los niveles de conciencia de las personas: "El nivel de conciencia cósmica comprende lo efímero de la materia que la alberga, comparada con el tiempo eterno y con el espacio infinito. Sabe que es un mínimo fragmento de la grandiosa creación divina, Reconoce que, si la muerte es sólo individual, la raza humana tiene la posibilidad de alcanzar a vivir tanto como vive el universo"..... acepta que la desintegración del cuerpo y de la mente individual es una necesidad sagrada y, desprendiéndose de toda posesión se entrega a la muerte en paz".


Mariela Battaglia Villalobos, dice : " El tío Vitoco, sin duda que a todos les ha hecho falta, pero en especial a mis padres ya que esperaba con mucha ilusión la llegada de mi hemana mayor que lleva su nombre, pues nació un mes después de la muerte del tío.
Mi mamá siempre lo recuerda con mucho cariño y le dice: "Vitoco sobre las nieves del Llaima... tu silueta grabada quedó" "

Ricardo y Rodolfo Fuentes Alarcón, dicen: " Una gran persona por lo que nos dice Gloria, mi madre. Siempre íbamos al cementerio a ver su tumba. A mi madre le dedicó muchos años de su vida ".

José H. Wiki V, dice, " Gran amigo y eterno rival de las canchas de fútbol. ¡ Grande Vitoco! "

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